Este es un blog de danza, de hecho, esa ha sido siempre la única premisa que he tenido al respecto -o probablemente, es la única norma que de verdad he cumplido-. Soy periodista y sensiblera a partes iguales, y hoy fui a mi clase de inglés sin hacer la tarea por estar demasiado pendiente de Twitter y su #nocheminera.

¿Conocen esa sensación de saber que están pasando cosas horribles alrededor y no percatarse hasta que transcurren los años y lo ves en un documental de La 2? Bueno... eso es exactamente lo que me está revolviendo las tripas ahora mismo.

Aquellos a los que decepcione la publicación, siempre pueden pensar que lo de la foto no son unas botas y un casco, sino que son unas puntas de ballet y una de esas tiaras horribles que llevan las bailarinas. Yo, por mi parte, imaginaré que el universo no se está desmoronando y que hoy en Madrid todo el mundo pudo defender sus derechos sin recibir la ira de los que se hacen llamar 'autoridad'.

No encontré mejor forma de homenajear a los mineros, a su lucha y a sus duras condiciones de trabajo que a través de una de mis secuencias* favoritas de Billy Elliot (Stephen Dardly, 2000). Es irónico, porque esta cinta no me gusta precisamente por sus números de danza, sino más bien por su contenido social y porque es de las pocas que hablan sobre el conflicto minero de Reino Unido en los años 80 -huelga, por cierto, en la que los trabajadores asturianos se volcaron también como muestra de apoyo-.

*Aviso: es de una de las partes finales de la película, por lo que si alguien pretende verla, que salte este vídeo y pase directamente al del tráiler.

Lo único que pide esta gente ahora es poder alimentar a sus familias y si los que deberían asegurar el bienestar a los ciudadanos son incapaces de comprenderlo, entonces no sé qué hacemos con tanto protocolo en torno a una democracia que ha resultado ser fallida y toda una mentira.

Los mineros españoles se merecen todas mis publicaciones de no-danza y más, por aguantar, por ir a pie hasta la capital y por defender mis derechos como nadie nunca lo hará.