"Dime cómo te mueves y te diré quién eres"
Toni Jodar. EXTRAÍDA DE LA WEB DEL TEATRO LEAL |
Toni Jodar y Beatriu Daniel llevan diez años realizando un proyecto pedagógico basado en acercar al público los orígenes y razones que se dieron para el desarrollo de la danza moderna y contemporánea durante el siglo XX.
A través de un interesante relato de poco más de una hora, el bailarín senior y maestro, Toni Jodar, hace un repaso de algunas de las figuras más relevantes en la conformación de la danza contemporánea.
Una de sus últimas citas tuvo lugar a principios de junio en el Teatro Leal de San Cristóbal de La Laguna, en Tenerife. Se deduce que algunos de los asistentes -pocos, la verdad- iban con la idea de ver un espectáculo de danza y se encontraron finalmente con una conferencia, algo que advirtió Beatriu Daniel nada más presentar la ponencia de su compañero.
Jodar comienza su coloquio, como es obvio, estableciendo algunos de los principios básicos del clásico, con la idea en mente de bailarines que se elevan a través de estilizados movimientos y un sentido ciertamente etéreo. Esta diferenciación entre el estrato terrenal y el trascendental es una consecuencia de la relación que guarda el ballet con el romanticismo, cuyo único artefacto de separación son unas zapatillas de punta que hacen que la bailarina toque el suelo únicamente con las uñas de los pies.
Isadora Duncan |
El ponente se refiere en un principio a la danza moderna como una "reacción frente al clásico", es decir, una corriente que reniega de principios tan rígidos y estipulados. Destaca de esta forma la figura de Isadora Duncan como precursora de esta vanguardia, quien, en busca de la sensación de libertad, cambia por completo sus movimientos, se quita las zapatillas para bailar descalza y sustituye las ropas opresoras de ballet por amplias túnicas e, incluso, su propio desnudo integral. Y es que, según cuenta Jodar, Duncan es la primera bailarina en salir al escenario sin ropa, no con fines exhibicionistas o estéticos, sino como parte de su búsqueda de libertad en el movimiento.
A pesar de que no surgiera de ella una escuela o método, Isadora Duncan daría paso a la siguiente protagonista del relato de Jodar, la pionera de la danza moderna, Martha Graham.
A través de su esquema del movimiento, inspirado por el contract-release del corazón al latir, se gesta de manera orgánica una nueva postura en el bailarín, con movimientos que se contraen y se expanden continuamente. Asimismo, Graham llega también a la conclusión, -y este es uno de los puntos más interesantes de su teoría- , de que cada contracción está relacionada con un estado psicológico o un tipo de emoción, ya que la postura corporal toma esta forma cuando se llora, cuando siente rabia o cuando se teme por algo.
El siguiente en aparecer en el relato es, como era de esperar, José Limón. Para explicar la motivación que llevó a este coreógrafo a crear su propia escuela, Jodar toma una barra de madera e intenta ponerla de pie. Al sacar el objeto ligeramente de su eje, como era de esperar, se caía al suelo, algo que hizo a Limón plantearse las posibilidades que ofrecía la fuerza de la gravedad para el movimiento del cuerpo. Surge así todo un mecanismo de recuperación, equilibrio, contrapeso y rebote nunca estudiado hasta entonces. La escuela de Limón, con una intención más alegre, positiva y vivaz, culminaría así el período de desarrollo de la danza moderna.
“Dance is not emotion, but motion”
El segundo bloque de la ponencia se centra en aquellos creadores que, a través de sus visiones personales, lograron conformar las distintas vertientes de la danza contemporánea.
Merce Cunningham, proveniente de la escuela de Martha Graham, aportaría en los años 60 un nuevo valor, inspirado por algunos de los principios de la medicina china. Para él, la contracción no iba ligada a la emoción, algo que consideraba perjudicial, sino que se trataba de un movimiento por sí solo que actuaba de forma independiente.
Según Cunningham, no existía una contracción como tal y lo que el torso conformaba era una curva. Es más, toda su teoría se desarrollaría en torno a esta caligrafía de las curvas en el movimiento.
Sin embargo, su aportación a la Historia de la danza no se reduce únicamente a este principio. De acuerdo con las nociones de Albert Einstein de que no hay puntos fijos en el espacio, se elimina entonces el esquema de frontalidad entre público y bailarín. No hay una audiencia pendiente del escenario, sino que se usa cualquier punto del espacio, el cual se convierte en un protagonista más que también baila y habla. Así, los miembros de su compañía no actúan solo en teatros, sino que lo hacen en también en aeropuertos, en el metro y en una infinidad de lugares completamente impensables.
Por otro lado -y esta es una de las razones por las que se considera a Cunningham el primer contemporáneo-, se desarrolla aún más su forma de concebir el movimiento. Mientras que sus antecesores lo consideraban un síntoma o consecuencia de otra cosa, el famoso coreógrafo insistía en que había que verlo como movimiento en sí y no como algo que tuviera algún tipo de significado. Para él, la danza no transmitía historias ni tenía que subordinarse a un guión literario, algo que había estado haciendo hasta entonces. La danza no era contracción ni emoción, pero sí movimiento.
Llegados a este punto, comienza una de las partes más interesantes de la conferencia, y es que Toni Jodar tuvo la oportunidad de estudiar danza con Merce Cunningham en Nueva York gracias a una beca. Contaba el ponente que, sorprendido, pudo comprobar cómo los ensayos y las clases se hacían sin música, acorde con su teoría del movimiento sin narraciones ni interpretaciones. Asimismo, habituado a las frases típicas de cualquier clase de danza, contando de ocho en ocho, y de 36 ejercicios o pasos como mucho, Jodar no podía creer que Cunningham empleara en una sola frase más de 200 números.
Entender este sistema de trabajo era algo que le costaba mucho a Jodar nada más llegar a la escuela, hasta que se paró a observar el estilo de vida y ritmo de los neoyorkinos. Se dio cuenta así de que Cunningham intentaba reflejar eso mismo en sus coreografías. No era más que, según describió el ponente, una “matematización de las grandes urbes”.
En los años 70 irrumpiría una generación de bailarines y coreógrafos contraria a Cunningham, quien, según ellos, arrastraba aún cierto academicismo, lo cual no compaginaba con su teoría de movimiento puro e independiente. Al mismo tiempo, esta nueva oleada de creadores no estaba de acuerdo con que los bailarines tuvieran también esa base técnica que les aportaba el soporte muscular, pues esto daba pie a que hubieran normas y principios dentro de la danza contemporánea.
1. El contacto entre superficies, tanto entre cuerpo y cuerpo como entre cuerpo y suelo, pared, cortinas... Inspirados por la Etología, el estudio del comportamiento animal, se percataron de que era un sistema que ofrecía múltiples posibilidades: deslizamientos, impulsos, caídas, recibimientos o acomodamientos.
2. La exploración de las partes del cuerpo. Trabajaban así cada articulación como entes que podían moverse de forma infinita. Piensan además en movimientos más suaves y líquidos pues, al fin y al cabo, los humanos están formados por un 70 por ciento de agua.
3. La influencia de la filosofía oriental. Disciplinas como el Tai-Chi aportaron ideas en torno a la concetración, la meditación o la energía muscular, la cual se puede proyectar o expandir, a diferencia del concepto de trabajo eminentemente muscular que se tenía hasta el momento. Contrapuestos a cualquier tendencia o teoría anterior, estos creadores desarrollan de esta forma la idea de Economía Muscular, en la que primaría la mayor eficiencia frente al desgaste.
El expresionismo alemán y la intrusión de la Danza-Teatro
La última parte del coloquio hace referencia al viejo continente, cuyo desarrollo del contemporáneo en danza es más o menos paralelo al de Estados Unidos, aunque con ciertos matices.
El avance de las vanguardias guarda una relación directa con los conflictos que tienen lugar durante el siglo XX. Durante este período, la vertiente de danza estaría, por tanto, muy enraizada al expresionismo alemán. Esta interpretación del mundo que darían a conocer creadores como Webber y Schubert en música, Kandisnky en pintura o Murnau en el cine, era idónea para la aparición de la Danza-Teatro.
Nombres como los de Mary Wigman o Kurt Jooss, muy famoso por su crítica y elocuente obra La Mesa Verde, irían irrumpiendo en la escena europea y abrirían el camino a una de las creadoras más importantes de los últimos tiempos, Pina Bausch.
Para ilustrar su ponencia, Jodar finaliza la charla con la proyección de vídeos demostrativos de cada uno de los protagonistas del relato, a través de los cuales la audiencia puede ver claramente la evolución de cada tendencia surgida en la Historia de la danza más reciente.
Aunque la versión que figura ahora es solo una pequeña muestra de la exposición de Toni Jodar, puede aportar una idea acerca del tipo de actividad didáctica que desarrolla este bailarín. Sin duda, una cita obligatoria para empaparse de Historia y una genial forma de entender el devenir del contemporáneo a lo largo de las últimas décadas.
A través de su esquema del movimiento, inspirado por el contract-release del corazón al latir, se gesta de manera orgánica una nueva postura en el bailarín, con movimientos que se contraen y se expanden continuamente. Asimismo, Graham llega también a la conclusión, -y este es uno de los puntos más interesantes de su teoría- , de que cada contracción está relacionada con un estado psicológico o un tipo de emoción, ya que la postura corporal toma esta forma cuando se llora, cuando siente rabia o cuando se teme por algo.
El siguiente en aparecer en el relato es, como era de esperar, José Limón. Para explicar la motivación que llevó a este coreógrafo a crear su propia escuela, Jodar toma una barra de madera e intenta ponerla de pie. Al sacar el objeto ligeramente de su eje, como era de esperar, se caía al suelo, algo que hizo a Limón plantearse las posibilidades que ofrecía la fuerza de la gravedad para el movimiento del cuerpo. Surge así todo un mecanismo de recuperación, equilibrio, contrapeso y rebote nunca estudiado hasta entonces. La escuela de Limón, con una intención más alegre, positiva y vivaz, culminaría así el período de desarrollo de la danza moderna.
“Dance is not emotion, but motion”
El segundo bloque de la ponencia se centra en aquellos creadores que, a través de sus visiones personales, lograron conformar las distintas vertientes de la danza contemporánea.
Merce Cunningham, proveniente de la escuela de Martha Graham, aportaría en los años 60 un nuevo valor, inspirado por algunos de los principios de la medicina china. Para él, la contracción no iba ligada a la emoción, algo que consideraba perjudicial, sino que se trataba de un movimiento por sí solo que actuaba de forma independiente.
Según Cunningham, no existía una contracción como tal y lo que el torso conformaba era una curva. Es más, toda su teoría se desarrollaría en torno a esta caligrafía de las curvas en el movimiento.
Sin embargo, su aportación a la Historia de la danza no se reduce únicamente a este principio. De acuerdo con las nociones de Albert Einstein de que no hay puntos fijos en el espacio, se elimina entonces el esquema de frontalidad entre público y bailarín. No hay una audiencia pendiente del escenario, sino que se usa cualquier punto del espacio, el cual se convierte en un protagonista más que también baila y habla. Así, los miembros de su compañía no actúan solo en teatros, sino que lo hacen en también en aeropuertos, en el metro y en una infinidad de lugares completamente impensables.
Por otro lado -y esta es una de las razones por las que se considera a Cunningham el primer contemporáneo-, se desarrolla aún más su forma de concebir el movimiento. Mientras que sus antecesores lo consideraban un síntoma o consecuencia de otra cosa, el famoso coreógrafo insistía en que había que verlo como movimiento en sí y no como algo que tuviera algún tipo de significado. Para él, la danza no transmitía historias ni tenía que subordinarse a un guión literario, algo que había estado haciendo hasta entonces. La danza no era contracción ni emoción, pero sí movimiento.
Llegados a este punto, comienza una de las partes más interesantes de la conferencia, y es que Toni Jodar tuvo la oportunidad de estudiar danza con Merce Cunningham en Nueva York gracias a una beca. Contaba el ponente que, sorprendido, pudo comprobar cómo los ensayos y las clases se hacían sin música, acorde con su teoría del movimiento sin narraciones ni interpretaciones. Asimismo, habituado a las frases típicas de cualquier clase de danza, contando de ocho en ocho, y de 36 ejercicios o pasos como mucho, Jodar no podía creer que Cunningham empleara en una sola frase más de 200 números.
Entender este sistema de trabajo era algo que le costaba mucho a Jodar nada más llegar a la escuela, hasta que se paró a observar el estilo de vida y ritmo de los neoyorkinos. Se dio cuenta así de que Cunningham intentaba reflejar eso mismo en sus coreografías. No era más que, según describió el ponente, una “matematización de las grandes urbes”.
En los años 70 irrumpiría una generación de bailarines y coreógrafos contraria a Cunningham, quien, según ellos, arrastraba aún cierto academicismo, lo cual no compaginaba con su teoría de movimiento puro e independiente. Al mismo tiempo, esta nueva oleada de creadores no estaba de acuerdo con que los bailarines tuvieran también esa base técnica que les aportaba el soporte muscular, pues esto daba pie a que hubieran normas y principios dentro de la danza contemporánea.
Cada uno de los creadores de esta época tenía sus propias premisas, pero en general se podía hablar de tres valores que les caracterizaban:
1. El contacto entre superficies, tanto entre cuerpo y cuerpo como entre cuerpo y suelo, pared, cortinas... Inspirados por la Etología, el estudio del comportamiento animal, se percataron de que era un sistema que ofrecía múltiples posibilidades: deslizamientos, impulsos, caídas, recibimientos o acomodamientos.
2. La exploración de las partes del cuerpo. Trabajaban así cada articulación como entes que podían moverse de forma infinita. Piensan además en movimientos más suaves y líquidos pues, al fin y al cabo, los humanos están formados por un 70 por ciento de agua.
3. La influencia de la filosofía oriental. Disciplinas como el Tai-Chi aportaron ideas en torno a la concetración, la meditación o la energía muscular, la cual se puede proyectar o expandir, a diferencia del concepto de trabajo eminentemente muscular que se tenía hasta el momento. Contrapuestos a cualquier tendencia o teoría anterior, estos creadores desarrollan de esta forma la idea de Economía Muscular, en la que primaría la mayor eficiencia frente al desgaste.
Es así como irían surgiendo nuevos estilos, algunos citados por Toni Jodar, como la danza minimal, en la que menos es más, o la danza conceptual, que ofrecería posibilidades de creación inimaginables a los nuevos coreógrafos.
El expresionismo alemán y la intrusión de la Danza-Teatro
La última parte del coloquio hace referencia al viejo continente, cuyo desarrollo del contemporáneo en danza es más o menos paralelo al de Estados Unidos, aunque con ciertos matices.
El avance de las vanguardias guarda una relación directa con los conflictos que tienen lugar durante el siglo XX. Durante este período, la vertiente de danza estaría, por tanto, muy enraizada al expresionismo alemán. Esta interpretación del mundo que darían a conocer creadores como Webber y Schubert en música, Kandisnky en pintura o Murnau en el cine, era idónea para la aparición de la Danza-Teatro.
Nombres como los de Mary Wigman o Kurt Jooss, muy famoso por su crítica y elocuente obra La Mesa Verde, irían irrumpiendo en la escena europea y abrirían el camino a una de las creadoras más importantes de los últimos tiempos, Pina Bausch.
El rol del bailarín se revoluciona por completo en el ámbito de la Danza-Teatro, pues no solo se trata de un “soldado” que ejecuta ciertos movimientos, sino que también es un actor que habla, recita, toca instrumentos... Se le da así más importancia a la personalidad del bailarín, en detrimento del modelo neutro que exigían hasta entonces las compañías.
Para ilustrar su ponencia, Jodar finaliza la charla con la proyección de vídeos demostrativos de cada uno de los protagonistas del relato, a través de los cuales la audiencia puede ver claramente la evolución de cada tendencia surgida en la Historia de la danza más reciente.
Aunque la versión que figura ahora es solo una pequeña muestra de la exposición de Toni Jodar, puede aportar una idea acerca del tipo de actividad didáctica que desarrolla este bailarín. Sin duda, una cita obligatoria para empaparse de Historia y una genial forma de entender el devenir del contemporáneo a lo largo de las últimas décadas.
Está bien la ponencia, panorámica pero correcta. Me llama siempre mucho la atención de las conferencias de danza que el ponente suele llegar un momento en el que se levanta para explicar algún paso; la de Toni Jodar tiene directamente algo de performance, como si hubiese asumido la dificultad de acortar la distancia entre la palabra y la danza. Un abrazo!
ResponderEliminarIbis
Bastante panorámica sí, aunque teniendo en cuenta que duraba una hora, el esfuerzo de este hombre hay que tenerlo muy en cuenta :) Lo de que pareciera una performance era precisamente lo genial de la ponencia, al menos a mí me ayudó a entender bastantes partes de la historia que se me escapaban, como la técnica de Cunningham; y me encantó además que lo contara desde su propia esperiencia personal. Ya lo puse en Twitter el otro día, bailar con Cunningham tenía que ser lo más 'cool'del momento XD
ResponderEliminarAbrazos!!