Muerte de amor en La Scala
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Entrada del Museo del Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS |
Para terminar de creerme eso de que es verano, la última semana hice una pequeña y reconfortante escapada a Italia. Aprovechando que el viaje terminaba en Milán, decidí secuestrar a mis dos primas y meterlas en el
Teatro de La Scala.
Pese a su decepcionante aspecto exterior -tengan en cuenta que acababa de salir de la maravillosa
Galería Comercial-, la visita al teatro fue una de las más emocionantes de todo el viaje. El museo es pequeño, se ve en unos escasos 20 minutos, aunque cuenta con diversas 'joyitas' escondidas que logran contentar a todo aficionado a las artes escénicas que se precie.
La
Scala es muy coqueto, con sus planteamientos 'a la italiana' y
sus pequeños palcos por los que permiten que los visitantes nos
asomemos. Las comparaciones son odiosas, pero la última vez que fui a un
teatro sin presenciar ninguna actuación fue hace muchos años en la
Ópera de París y, a decir verdad, creo que nada puede superar a la
importante institución parisina.
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Techo del Teatro de La Scala, en Milán. 33 FOUETTÉS |
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Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS |
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Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS |
Aún
así, no hay duda sobre la gran tradición en cuanto a ópera y ballet
con la que cuenta La Scala, algo que se hace muy latente a medida que se
recorren sus pasillos. Los tradicionales carteles de ópera se han
convertido ya en souvenirs para los visitantes y sus salas, repletas de
libros, muestran por todos lados un compromiso con su herencia cultural
que pocas veces había visto antes.
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Hall del Teatro de La Scala. 33 FOUETTÉS |
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Uno de los palcos que dan al Teatro. 33 FOUETTÉS |
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Vestuario de El Quixote. 33 FOUETTÉS |
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Busto de Nijinsky en el museo. 33 FOUETTÉS |
Para
ser franca, como no tenía muy claro que el museo estuviese abierto y,
con los nervios de haber llegado al fin a La Scala, me metí en la tienda
del teatro antes de entrar en el museo. La oferta no era muy amplia,
aunque tenía suficiente como para dejarme sin dinero en cuestión de
minutos; y a pesar de que renunciara a los DVD de Tristán e Isolda y
Manón, he de decir que ahora que he echado un vistazo a mi compra, estoy
más que contenta con mis adquisiciones.
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Mis adquisiones mostradas en Instagram. @mindthester |
Sí,
que nadie se eche las manos a la cabeza, lo que ven a su derecha es una
edición preciosa del
Giselle de
Alessandra Ferri y
Massimo Murru.
Tampoco podía irme sin llevar la Gala de
Roberto Bolle and Friends,
aunque de este hablaré más detenidamente en otro
post porque
verdaderamente merece la pena. Por último, decidí llevarme el libro
Teatro Alla Scala Ballet Company, que ya devoré durante el avión y que
en realidad me ha ayudado bastante a entender la personalidad de la
compañía, sus intenciones artísticas y también algunas producciones de
danza que aún no conocía.
En definitiva, toda una experiencia de amor y una auténtica desgracia para mi bolsillo.
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