Estrenos de cine III. Cisne Negro
Sé que a día de hoy no se le puede considerar como estreno, puesto que esta película llegó a las pantallas españolas hace casi un mes. Sin embargo, entre ensayos, carnavales y traumas pre-examen de la RAD se me había olvidado hablar de ella y, francamente, me parece imperdonable.
Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2010), cuenta la historia de Nina, una bailarina que trabaja como solista en una compañía neoyorkina de ballet clásico y que aspira a convertirse en la protagonista de la renovada versión de El Lago de los Cisnes que están preparando para la temporada de danza. Obsesionada con la perfección, Nina se empeña en contentar al director de la compañía por medio de su interpretación tanto de Odette, el delicado cisne blanco, como de Odille, el oscuro y seductor cisne negro. La poca confianza que tiene sobre ella su coreógrafo, la presión a la que le somete su madre e incluso la rivalidad con su nueva compañera Lily hacen que cada vez le cueste más diferenciar entre lo real y lo ficticio, llegando a un punto en el que identifica todo lo que le rodea como una auténtica amenaza.
Se trata de un retrato exagerado -aunque no desmesurado- del día a día de cualquier bailarina de alto rendimiento. A pesar de que yo misma debería estar de acuerdo con las declaraciones de Tamara Rojo en las que afirma que la cinta está repleta de clichés negativos, no considero para nada que la película eche por tierra la visión positiva que se han ido labrando los profesionales de la danza a lo largo de tanto años. La razón es muy simple, no se trata de una película hecha para los amantes del ballet. Los espectadores no salen de la sala deleitándose por la brillante actuación, técnica perfecta o genial puesta en escena de los bailarines... ni mucho menos salen informados acerca de lo que ocurre o deja de ocurrir en el interior de una compañía -por cierto, ficticia-. Cisne Negro es un thriller psicológico que se desempeña en el ámbito de la danza y queda claro que no se puede considerar real bajo ningún concepto. Cualquiera que haya seguido un poco la trayectoria de Aronofsky sabe de sobra qué se debe esperar de este largometraje tan peculiar, que no es más que, según mi opinión, cine en estado puro.
En lo relativo a las actuaciones de ballet, ya lo he advertido, ni Natalie Portman ni Mila Kunis son bailarinas. No vamos a ver en esta película los brazos mejor colocados de la historia de la danza, aunque merece la pena renunciar a ellos para dejarse cautivar por este original e increíble drama.
*Para aquellos que todavía no estén convencidos o que prefieran leer una crítica con una perspectiva más cinematográfica, recomiendo que le echen un vistazo al artículo que Judith Morales Hernández (sí, es mi prima y no mi hermana) escribió para el blog enBABIA. Aunque en general deberían mirar toda la web... nunca en la vida existirá algo más extraordinario.
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