'Petí Comité', por Teresa Nieto en Compañía
Tener un puente de un día por Navidad es, como diría mi madre, un auténtico consuelo de tontos. Suficiente como para llevar toda la semana deseando que llegue el viernes y necesario para tener algo de ilusión por las fiestas.
Roberto, director del Teatro Victoria de Santa Cruz, me dijo ayer que me he convertido en uno de los espectadores fieles de las producciones que traen a la isla. Es obvio. El esfuerzo que hacen en ese pequeño escaparate de la cultura por dar a conocer nuevas propuestas entre el difícil público tinerfeño, es razón suficiente como para no dejar de ir cada semana.
Estos días atrás, antes de que el espíritu navideño nos invadiera del todo y nos hiciera escupir estrellas fugaces mezcladas con polvorones industriales, -qué asco-, pudimos contar con la presencia de Teresa Nieto en el teatro, una de esas eminencias de la danza en España, Premio Nacional en 2004 y material impensable para la fórmula cultural que proponen nuestros "queridos amigos" del Auditorio de Tenerife y similares.
Petí Comité muestra a cuatro bailarines, Daniel Doña, Melania Olcina, Ruth Muelas y Teresa Nieto, interpretando lo que ellos llaman "seis pequeños poemas elaborados con luz y carne, seis búsquedas, seis deseos, seis emociones, seis encuentros, seis estados, seis vivencias, seis relaciones. Seis evanescencias que espero recuerdes".
Teresa comienza apagando una vela con un abanico emulando a los samurais que tanto gustan a Dalia y Aday, dos seres maravillosos que últimamente me acompañan a ver joyas y truños de la danza en general. En Petí Comité pudimos ver a cuerpos que encajan como puzles, vimos a una borracha divertida, a una borracha agresiva, a otra borracha pasiva y a una solitaria. Todo esto, amenizado con piezas en las que la luz juega un papel importantísimo, con preciosos torsos desnudos y el juego de quitar y poner un vestido más bello que he visto en toda mi vida.
Las gotas de sudor volaban de un lado a otro a medida que los movimientos tomaban fuerza. Luego, él cogió unas castañuelas y guió a las tres bailarinas al ritmo de lo que me he permitido definir como una "Contemporánea Bolera". Teresa termina de nuevo a la luz de una vela, no sin hacer antes un guiño a dos personajes que resultan ser el alma de la fiesta.
En definitiva, una actuación con la que cerrar el año de forma satisfactoria, y genial para sentirse lo suficientemente inspirado ahora que toca descansar, ser generoso y... bueno, toda esa parafernalia. Ya solo nos queda esperar a que esta compañía se decida y regrese pronto a las islas, porque, seamos francos, empezamos a andar faltos de momentos tan especiales como los que nos hicieron pasar anoche.
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